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A todos nos gusta preparar platos que no nos supongan demasiada complicación y que nos hagan quedar como expertos chefs delante de nuestros comensales, sobre todo cuando se trata de celebrar una fecha señalada. Una suculenta receta preparada con mimo y armonizada con un buen vino son la pareja perfecta para disfrutar de un menú ideal.

Celeste Crianza es un tinto versátil, con un profundo aroma a frutos rojos y un toque tostado. Servido entre 14 y 16 grados, su densidad en boca y ese final aterciopelado, combinado con sus notas de cata, lo convierten en el maridaje ideal para todo tipo de platos de carne como el que te traemos hoy aquí.

Esta receta de solomillo Wellington es una de ellas, pues su presentación es digna de la más refinada de las mesas y la suma de sus ingredientes tiene un delicioso sabor que agradara a todos, algo a tener en cuenta siempre,  sobre todo si hay niños, pues nos evitará tener que preparar más de un menú.

El origen del solomillo Wellington no está del todo claro. Parece ser que debe su nombre al primer duque de Wellington tras  las victorias en la Guerra de la Independencia y en Waterloo, pero otra teoría dice que se llama así porque el acabado de la receta tiene cierto parecido a las botas militares marrones brillantes que recibieron su nombre.

Con un poco de imaginación, podemos conseguir muchas variaciones de esta receta. Basta con variar los ingredientes del relleno, por ejemplo usando jamón de York y lonchas de queso para fundir. El resultado será diferente pero igual de sabroso.

Solomillo Wellington

Solomillo Wellington

Ingredientes para 4 personas:

  • 500 g de solomillo de cerdo ibérico
  • 250 g de champiñones
  • 1 cebolla
  • 1 ajo
  • un chorrito de vino blanco
  • 1 lámina de hojaldre
  • 1 lata pequeña de foie gras
  • 1 huevo batido
  • 6-8 lonchas de jamón ibérico
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Pimienta
  • Sal

Cómo hacer solomillo Wellington

Pelamos los champiñones, los troceamos y los picamos. Pelamos la cebolla y la picamos, lo mismo hacemos con el ajo. Ponemos aceite en una sartén y sofreímos la cebolla y los ajos, cuando se pongan transparentes añadimos los champiñones y lo dejamos hacer a fuego lento hasta que se evapore el agua. Salpimentamos y añadimos un chorrito de vino blanco. Tapamos y dejamos sofreír a fuego medio-alto.

Retiramos el sofrito de la sartén. Añadimos un poco más de aceite y marcamos el solomillo. Solo debemos dorarlo por fuera, para que se queden todos los jugos en su interior y cuando lo hagamos en el horno se termine de hacer, conservándolos. Lo retiramos a un plato para que se enfríe y lo salpimentamos.

Extendemos la masa de hojaldre y recortamos 1/3 de esta para decoración. Sobre la parte más grande de masa ponemos las lonchas de bacon. Mezclamos el sofrito de champiñones con el foie gras y lo repartimos sobre las lonchas de bacon, cubriendo toda la superficie salvo dos cm alrededor. Colocamos el  solomillo en el centro y enrollamos dejando la parte de cierre abajo, presionando para que cierre bien y doblando las puntas hacia dentro.

A la masa reservada le pasamos un rodillo especial para  hacer dibujos, o si no la cortamos en tiras para decorar la superficie del solomillo. Batimos el huevo y pincelamos con él toda la superficie del solomillo, para que quede brillante. Pinchamos con un tenedor para evitar que se deforme y horneamos una media hora a horno precalentado a 200ºC. Si vemos que se dora demasiado, los últimos minutos podemos cubrir la superficie con papel de plata.

Paso A Paso

Con qué acompañar el solomillo Wellington

Tan importante como el plato es con qué vino lo armonizamos. En este caso, el solomillo de cerdo enriquecido con un crujiente hojaldre combinará  deliciosamente con un tinto como Celeste Crianza, denso, aterciopelado, lleno de sustancia frutal y con una persistencia larga, sabrosa y perfumada, en la que aparecen las maderas nobles de la crianza. Sin duda una relación de lo más placentera al paladar.

Este Ribera del Duero, de color cereza oscuro, pasa doce meses de crianza en barrica de roble americano y otros doce, al menos, envejeciendo en botella. En tu mesa de Navidad podrá acompañar no solo una receta tan sabrosa como este solomillo Wellington, sino que armonizará perfectamente con esos entrantes a base de embutido y queso que no suelen faltar durante estas fechas. Todo un tinto con carácter y frescura.